Todos tenemos una obsesión por algo, cada uno de nosotros tiene su artículo favorito, es algo así como el amuleto de la suerte, para los que creen en eso. En mi caso, a mi me gustan los abrigos. Quisiera tener abrigos de todos los colores y modelos, usándolos me siento protegida es como si tuviese un escudo q me protege de todas las personas mal intencionadas. Cada abrigo lo cuido y guardo con recelo. Nadie los puede tocar; Tal día como cualquiera, tenía que salir y ya tenía la pinta lista, o por lo menos eso creía, sobre la cama estaba el abrigo adecuado a la ocasión, la blusa, el pantalón, el cinturón, las medias y…. Momento faltaba algo lo más importante. Desesperada abrí el closet revise la parte baja, esa parte baja y oscura en donde todo se pierde, llegue hasta el fondo, no te encontraba, era una tragedia, mire debajo de la cama puede que estés ahí, misión fallida, y así fui buscando por todas partes. Sin obtener ningún resultado poco a poco fui entrado en estado depresivo, ya no tenía ganas de salir no tenía sentido salir sin ti. Pero no podía faltar a la importante cita, con par de lagrimas rodando por mis mejillas decido buscar solución no la mejor pero algo es algo.
Me termino de acicalar, y me marcho. Al regresar decidida a sumergirme en mi cama con la tristeza que estaba controlando mi vida, compre dulces, muchos dulces, para intoxicarme y desaparecer como tú lo hiciste. Pero al llegar a casa todos los planes cambiaron abruptamente, cuando por obra y gracia al abrir la puerta te veo ahí, esperándome con ansiedad, y sintiéndote culpable por haberte perdido. Pensé en no perdonarte pero la alegría era tanta. Que sin pensarlo dos veces camine directo a la repisa en donde te deje por equivocación o descuido e inmediatamente tome el control sobre ti, y dándome cuenta que mi artículo favorito eres tú, prometí que esto no volvería a pasar…
La verdad es que mi vida sin los converse no sería igual.
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El arte de ser quien eres